No puedo evitar pensar en cómo sería mi vida si no tuviese tanto miedo.
Cómo serían las noches, libres de qué, llenas de cuánto. Cómo sería el amor, cómo sería el sexo. Cómo sería gritar, cómo sería el placer. Cómo sonaría mi voz (la voz de verdad) en cualquier otro lugar que no sea aquí adentro.
Montar una escena en plena calle. Con muchos aspavientos y lágrimas. Enfadarme muchísimo. Saludar tan natural a un conocido al que me encuentre. Jugar al billar en los bares. Bailar fatal.
Tropezarme en las escaleras.
Ser la primera en salir.