Las 3 excusas favoritas de mi cerebro para no tomar acción
27 de mayo de 2021

Hoy traigo una lista de mis 3 excusas favoritas para no hacer algo. Ya sea para evitar hacer las cosas que tengo que hacer, o lo que es peor: para evitar hacer las cosas que quiero hacer.

Una excusa es un pretexto. Una razón (real o imaginaria) a la que nuestro cerebro accede para eludir una obligación, disculpar un comportamiento, o justificar un error.

Cuando somos pequeños, utilizamos las excusas constantemente para explicarles a los adultos por qué no tenemos la habitación recogida o por qué no hemos hecho los deberes.

Pero cuando crecemos, ya no hay adultos a los que engañar. Nuestras responsabilidades son solamente nuestras, y nadie responderá por nosotros. Así que lo que tendemos a hacer es engañarnos a nosotros mismos. Somos el adulto engañado, y somos el niño mentiroso.

¡No veas! Nos inventamos toda clase de historietas para esquivarnos a nosotros mismos. Es un lío.

Estas son mis peores excusas: (hazme saber si también son las tuyas)

1. «No es pereza, es que soy más inteligente que la media»

No-sé-qué investigación de no-se-qué universidad ha demostrado en un reciente estudio publicado en no-sé-qué revista científica, que las personas más perezosas y vagas suelen ser las más inteligentes.

Así que si no te apetece levantarte a hacer la cena, quizá no es porque seas un ser despreciable, ni un millennial nacido en los ’90 con serias dificultades para llevar una vida de adulto funcional, sino porque eres el próximo Einstein. Lo dicen los científicos.

Pues bien. Aunque todos estos estudios están basados en estadísticas y en investigaciones psicológicas sobre el comportamiento humano, resulta que esta no es una excusa válida para desprenderte de todas tus responsabilidades.

«No, es que no presto atención al mundo exterior porque estoy demasiado ocupada atendiendo a mis profundos pensamientos».

¡No es verdad!

Para empezar, muchas de las personas más inteligentes que conozco fueron grandes estudiantes, diligentes, y muy responsables. Muchos son, de hecho, comprometidos, sacrificados, y perseverantes. Muchas personas inteligentes ahí fuera utilizan precisamente esa herramienta para remar en una dirección muy clara, y ayudar a otros a hacerlo también.

Si Einstein suspendía matemáticas, él sabrá por qué.

Por supuesto que habrá genios escondidos tras la pereza, tras el caos, tras la irresponsabilidad. Los típicos niños superdotados que se aburren más que un hongo en el colegio. ¡No lo niego! Pero creer que eres una genio porque te da pereza poner la lavadora… quizá es pasarse.

2. «Me da miedo el escenario porque la gente es muy cruel, se van a reír de mí, van a pensar que soy ridícula»

Tengo malas noticias para ti: la única que piensa que eres ridícula eres tú misma. Vas por ahí llamando «cruel» a la gente como si tú no fueras la primera en castigarte vilmente cada vez que te equivocas. Lo siento, pero a la gente le das igual.

Como si tú no salieras al escenario pensando: «te vas a equivocar, siempre te equivocas, eres un desastre»… ¿Acaso eso no es cruel? ¡Vaya, qué sorpresa! Resulta que eras tú.

En realidad, el pánico escénico y el miedo a subir al escenario (en mi caso), no es más que el miedo a enfrentarme a mi propio ego.

Porque querer subirse a un escenario implica creer que lo que tienes que decir es lo suficientemente bueno como para que otros quieran escucharlo. Que la gente ha de tomarse el tiempo de venir a verte, porque eres genial, y lo que dices es genial. Y claro, en seguida aparecen las voces que dicen: «eso es muy arrogante, mejor agacha la cabeza y muérete de vergüenza, para que nadie vea lo egocéntrica que eres en realidad»

Por ejemplo, me pasó al empezar con Tristes en la Ciudad, incluso aunque no se trate de un escenario al uso.

¿Es este un mal común a todos los artistas? ¿O soy la única?

3. «Es que yo soy así»

«Soy muy despistada, qué le voy a hacer.»

«Siempre he sido así desde pequeña. No lo puedo evitar, está en mis genes.»

¿Está en tus genes olvidarte de todos los cumpleaños? Ah, vaya, ¿y ese gen es recesivo? Pregunto para un amigo.

¡Por dios! No digas tonterías. Y cómprate una agenda.

Otras entradas

"Las historias no son verdades, pero son realidades. Las historias son útiles. La gente que no tiene historias no vive bien en el mundo. Y las historias son como el agua: cambian su forma, pero siempre encuentran la manera de fluir hacia adelante. Cuando las compartimos, también aprendemos a ser humanos unos con otros."

- Ursula K. Le Guin

Suscríbete a mi newsletter para recibir novedades en tu bandeja de entrada

@sarabuin_

Soy fan de Taylor Swift, escribo un blog, y tengo un podcast (todas las pistas apuntan a lo mismo: soy millennial)

2024 © Sara Abuín Varela | Aviso Legal | Política de Privacidad