No soy yo, de Karmele Jaio, es una colección de catorce relatos protagonizados por mujeres que, en plena madurez, se dan cuenta de que la vida que llevan no es exactamente la que imaginaron. Con apenas doscientas páginas, es un libro que se lee de una sentada, y al tratarse de relatos independientes con su propia conclusión, no es necesario seguir un orden específico.
Jaio nos presenta a mujeres enfrentadas a la ansiedad ante el envejecimiento, a la nostalgia de una juventud idealizada, a la monotonía de la vida conyugal y a la urgencia de aprovechar el tiempo que les queda. Todas, de alguna manera, sienten que no terminan de encajar en el lugar en el que están.
Creo que es muy interesante la forma en que la autora retrata a estas protagonistas: no son heroínas, ni mártires, ni víctimas, ni figuras extraordinarias. Son mujeres comunes que transitan la cotidianidad hasta que, de pronto, algo las sacude. Y ese «algo» ni siquiera es un gran acontecimiento. A veces es un pensamiento lúcido, un reflejo en el espejo, o un reencuentro inesperado que desencadena algún sentimiento bloqueado. Es una lectura introspectiva que te obliga, inevitablemente, a mirar hacia atrás o hacia adentro.
Este año cumplo 30… y no soy yo.
Precisamente este año cumplo los 30 y estoy atravesando parte de ese famoso duelo de la madurez. Así que me sentí muy identificada con muchos de estos relatos. Te dejo aquí nuestro episodio de podcast sobre el tema, porque tampoco quiero ponerme a hablar de mí misma. Que no es el tema.
Aprovecho también para insistir en algo: el hecho de que todas las protagonistas sean mujeres no hace que estas historias sean menos universales. Las mujeres no son un colectivo minoritario, ni un grupo apartado, ni necesitan ser explicadas desde la excepción. Son la mitad de la humanidad, y por lo tanto, estos relatos hablan de la condición humana en su totalidad. Cualquier intento por comprender al Hombre estará incompleto si no incluye todas las experiencias: las de ellos, y las de ellas.
Por eso, me niego a etiquetar este libro como “femenino”. Es un libro y punto.
Otro de los aciertos de Jaio es el equilibrio entre melancolía e ironía. Porque entre las páginas hay nostalgia, duelo, pérdida y tristeza, pero también hay humor, ligereza, astucia y sensualidad. Esto hace que la lectura no se vuelva densa ni afectada. No hay moralejas. Sólo observaciones que quedan abiertas a la interpretación del lector. Los diálogos, además, son naturales y creíbles, pero nunca están de relleno: cada palabra tiene un peso específico en la historia.
Se quedará en mi librería, pero no cogerá polvo.
Acabo de terminarlo, pero ya sé que No soy yo es de esos libros que no se agotan en una sola lectura. Presiento que volveré a algunos de estos relatos cuando me toque la crisis de los 40, o cuando me sorprenda atrapada en la rutina conyugal junto a un futbolero. Uy, no.
Si te gustan las historias que diseccionan lo cotidiano con sensibilidad, te lo recomiendo. Si eres más de tramas trepidantes y giros inesperados, puede que te aburra un poco. Para ser sincera.
Y si estás en algún punto intermedio… bueno, al menos te hará cuestionarte si ese corte de pelo que llevas realmente te representa.
Claire, it’s French!
